La transición de una existencia física a una centrada en lo digital a menudo se siente como algo efectuado de la noche a la mañana. Las interacciones en línea se volvieron tan rutinarias como los encuentros cara a cara, y han transformado la forma en que nos comunicamos, trabajamos y vivimos. Parte de esta nueva realidad es cómo la información se volvió accesible al instante, incluso para quienes buscan explotarla con fines maliciosos.
Las tecnologías digitales son ahora una parte indispensable de las operaciones empresariales, lo que permite a las organizaciones optimizar los procesos, mejorar la colaboración e impulsar la innovación. Sin embargo, a pesar de todos sus beneficios, también abrieron la puerta a amenazas constantes para la seguridad de la información, con actores maliciosos que refinan continuamente sus tácticas y emplean métodos cada vez más sofisticados para infiltrar las defensas y comprometer datos confidenciales.
Para garantizar la seguridad de la información, las organizaciones de todos los sectores deben emplear un enfoque proactivo y de múltiples capas para proteger sus activos digitales. Al igual que los propietarios emplean cerraduras, alarmas y cámaras de vigilancia para mantener sus propiedades seguras, las compañías deben invertir en la prevención de la pérdida de datos y otras medidas de seguridad que protejan contra las ciberamenazas.
El término “seguridad de la información” a veces se usa indistintamente con “ciberseguridad” o “seguridad informática” pero difieren significativamente:
La implementación de una estrategia multicapa que emplee diversas herramientas y técnicas, como firewalls (cortafuegos), cifrado, controles de acceso y capacitación de empleados, permite a las organizaciones proteger eficazmente sus activos digitales y mitigar los riesgos que plantean las ciberamenazas.
¿Qué importancia tiene la seguridad de la información? Imagínese despertar un día y descubrir que los registros financieros, la información de los clientes o la propiedad intelectual de su organización fueron divulgados, destruidos o retenidos para pedir un rescate. Imagínese la perturbación y el caos que se producirían, desde pérdidas financieras y tiempo fuera de servicio hasta daños irreparables a la reputación y pérdida de confianza de los clientes.
Es fácil ver cómo las consecuencias de una brecha de seguridad importante pueden ser catastróficas, lo que podría paralizar la capacidad de una empresa para funcionar y competir. En el panorama digital actual, no se puede exagerar la importancia de la seguridad de la información. Las medidas robustas de seguridad de la robustas ayudan a las organizaciones a mitigar diversos riesgos, garantizar la continuidad comercial y mantener una ventaja competitiva.
Los objetivos clave de la seguridad de la información suelen denominarse en inglés la tríada de la “CIA”: confidencialidad, integridad y disponibilidad (availability).
Un buen ejemplo de seguridad de la información en acción se puede ver en la industria de la salud, donde los proveedores implementan medidas estrictas para proteger los registros de los pacientes y los datos médicos. Esto puede incluir el cifrado de los registros médicos electrónicos, la implementación de controles de acceso para limitar quién puede ver o modificar la información confidencial y la auditoría periódica de los sistemas para detectar y prevenir el acceso no autorizado o las filtraciones de datos.
Mientras que la llamada “tríada de la CIA” describe los objetivos principales de la seguridad de la información, hay tres conceptos clave que apuntalan las prácticas efectivas a este fin:
La comprensión e implementación de estos conceptos clave apoya a las empresas en sus esfuerzos por establecer una estrategia integral de seguridad de la información que proteja sus valiosos activos de datos, mantenga la continuidad comercial y garantice el cumplimiento de las regulaciones pertinentes y las normas de la industria.
La seguridad de la información cubre una amplia gama de medidas y prácticas diseñadas para proteger los valiosos activos de datos de una empresa. Según a quién se consulte o lea, el número de diferentes tipos de seguridad de la información varía, pero estos siete son los más comunes:
Si bien cada uno de estos tipos de seguridad de la información es efectivo por sí mismo, no son mutuamente excluyentes. De hecho, a menudo se superponen y se complementan entre sí, y muchas de las mejores estrategias de seguridad de la información incorporan elementos de múltiples tipos, para crear una defensa multicapa contra posibles amenazas. Además, los tipos específicos de seguridad de la información que su organización podría priorizar pueden depender de factores como el sector de trabajo, sus requisitos de cumplimiento normativo y la naturaleza de sus activos de datos. Comprender y abordar los diferentes tipos de seguridad de la información que su empresa podría necesitar garantiza una postura de seguridad estable con una protección óptima de sus valiosos recursos de información.
Salvaguardar los activos digitales y mitigar los riesgos que plantean las ciberamenazas requiere implementar las prácticas recomendadas de seguridad de la información. Hay una serie de pasos que las organizaciones pueden considerar o tomar. Sin embargo, varias prácticas esenciales son componentes imprescindibles de cualquier estrategia de seguridad fuerte.
Si bien la implementación de estas y otras mejores prácticas es esencial, tenga en cuenta que siguen siendo solo parte de una estrategia de seguridad de la información más amplia y de múltiples capas. Al combinar estas prácticas con otras medidas descritas anteriormente en esta publicación, puede crear una defensa integral que garantice que sus datos y sistemas permanezcan seguros y resistentes contra los ciberataques actuales y futuros.
Las amenazas a la seguridad de la información se presentan en todas las formas y tamaños, cada una de las cuales representa su propio riesgo único para los activos y operaciones digitales de una organización. Hay dos tipos principales de ataques: activos y pasivos. Los ataques activos consisten en interceptar comunicaciones o mensajes y alterarlos con fines maliciosos. Los ataques pasivos son cuando un delincuente informático monitorea los sistemas y copia ilícitamente la información sin alterarla, lo que dificulta su detección. A continuación, el atacante emplea los datos para penetrar en las redes y comprometer los sistemas objetivo.
Tres de las amenazas más frecuentes son el malware y los virus, los ataques de phishing y las tácticas de ingeniería social.
Diseñados para infiltrarse en los sistemas y causar daños, estos programas de software malicioso aparecen en forma de robo de datos, interrupción del sistema y acceso no autorizado, e incluyen troyanos, gusanos, ransomware y spyware. El malware se puede propagar en varias direcciones, infectando sitios web, archivos adjuntos de correo electrónico y medios extraíbles a medida que circula por las redes y sistemas. Una vez dentro, pueden causar estragos robando datos confidenciales, corrompiendo archivos o incluso tomando los sistemas como rehenes para el pago de un rescate.
Se estima que más del 80 % de las organizaciones son víctimas del phishing. Estas amenazas comunes se basan en tácticas de ingeniería social para engañar a las personas para que revelen información confidencial u otorguen acceso no autorizado. Por lo general, involucran emails, mensajes de texto o sitios web fraudulentos que se hacen pasar por fuentes legítimas, lo que induce a las víctimas a revelar credenciales de inicio de sesión, información financiera y otros datos confidenciales. Los ataques de phishing pueden ser muy elaborados y emplear técnicas que incluyen la suplantación de dominios de confianza o la suplantación de figuras de autoridad. Por ejemplo, en 2016, los delincuentes informáticos enviaron un email a un empleado de un fabricante austriaco de piezas aeroespaciales que parecía provenir del director general de la compañía. El empleado accedió a la solicitud del remitente y transfirió 42 millones de euros a otra cuenta como parte de lo que los phishers dijeron que era un “proyecto de adquisición”.
Los ataques de ingeniería social son una amplia categoría de amenazas que aprovechan la psicología y la manipulación humanas para eludir los controles de seguridad. Explotan las vulnerabilidades humanas, como la confianza, la curiosidad y el miedo, para engañar a las personas para que divulguen información confidencial o realicen acciones que comprometan la seguridad. Las tácticas van desde hacerse pasar por personal de soporte de TI hasta entrar en áreas restringidas siguiendo disimuladamente a los empleados.
Las consecuencias de estas y otras amenazas pueden ser graves, incluidas filtraciones de datos, pérdidas financieras, daños a la reputación y multas regulatorias.
Junto con los controles técnicos, como el software antivirus, los firewalls y los sistemas de detección de intrusos, y los humanos, como la instrucción y la concienciación, las organizaciones deben implementar evaluaciones de seguridad periódicas, parches rápidos y un plan de respuesta a incidentes que funcione como uno solo para defender de las amenazas presentes y futuras. Es la mejor manera de garantizar que los esfuerzos de seguridad de la información de su organización protejan adecuadamente sus activos digitales y mantengan la continuidad comercial frente a posibles ciberamenazas.
Casi todas las empresas manejan datos personales de empleados, clientes y consumidores. Eso significa que casi todas las compañías también se rigen por diversas regulaciones que imponen reglas sobre cómo recopila, usa, comparte y protege la información personal. También exigen una notificación rápida a las autoridades y a los usuarios afectados cuando se produce una infracción.
El desarrollo y la elaboración de una política de seguridad de la información es la piedra angular de cualquier marco de seguridad estable. Describe el enfoque de una organización para proteger sus activos de datos, detallando los roles, las responsabilidades y procedimientos para salvaguardar la información confidencial. La política debe ser integral y abarcar facetas como el control de acceso, la respuesta a incidentes y el cifrado de datos, que deben actualizar periódicamente para reflejar la evolución de las amenazas y los avances tecnológicos. Las políticas deben ser transparentes y deben comunicarse claramente a cualquier persona cuya información pueda ser o esté siendo recopilada, lo que incluye:
El cumplimiento de la protección de datos es otro aspecto crítico, con leyes como RGPD (GDPR), HIPAA y CCPA que establecen estándares estrictos para la privacidad y seguridad de los datos. Las organizaciones deben asegurarse de que sus políticas se alineen con estos y otros requisitos legales como, por ejemplo:
La realización periódica de auditorías de seguridad es otra práctica esencial para mantener el cumplimiento normativo y fortalecer la postura de seguridad. Con ellas, se evalúa la eficacia de las medidas de seguridad de una organización, se identifican vulnerabilidades y se recomiendan mejoras. También demuestran el compromiso de una empresa con la seguridad de la información, lo que da confianza a las partes interesadas, los clientes, los empleados y los organismos reguladores.
Cuando se trata de proteger los datos de su organización, cuanto más sepa, más seguro estará. Eso significa comprender las amenazas a las que se enfrenta su empresa, qué cosas y circunstancias ponen en riesgo sus datos y qué vulnerabilidades o debilidades podrían estar ocultas en sus redes y sistemas.
Para detectar y proteger contra amenazas como el phishing, el ransomware y el malware, las compañías pueden implementar diversas prácticas de seguridad con numerosos beneficios. Estas facilitan la protección de activos de datos valiosos, mantienen la continuidad del negocio y fomentan la confianza de los clientes y las partes interesadas, al tiempo que mitigan los riesgos de violaciones de datos, pérdidas financieras y daños a la reputación. Algunas de las prácticas más efectivas incluyen:
Las organizaciones pueden emplear soluciones de seguridad de la información para estandarizar los controles de seguridad y garantizar una adecuada administración de riesgos y seguridad de la información. Al adoptar un enfoque sistemático de la seguridad de la información, se protege proactivamente la empresa de riesgos innecesarios y permite que su equipo de seguridad resuelva de manera eficiente y eficaz las amenazas a medida que vayan apareciendo.
Veritas adopta un enfoque multicapa para salvaguardar los activos digitales, al proporcionar soluciones de seguridad de la información de alto nivel que ayudan a su organización a superar sus mayores desafíos de protección de la información. La flexibilidad y escalabilidad de estas soluciones hacen que la administración de sus datos sea más eficiente, lo que infunde confianza en su capacidad para mantener la integridad de los datos y evitar la pérdida o el compromiso de los mismos, al tiempo que garantiza que cuenta con un sistema que le proporciona una mayor visibilidad y control.
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